¿Cómo se puede conseguir eso? Tras el diagnóstico pensamos que sólos podemos, que no será para tanto y que tenemos fuerza de voluntad. Pero el día a día es diferente... horarios de trabajo, rutinas, prisas y demás, hacen que se nos agoten las fuerzas y no encontremos alternativas a comer de forma diferente. Y claro, eso implica que sigamos con síntomas, que nos sintamos culpables, que no sepamos cómo seguir y tiremos la toalla. Y todo porque la fuerza de voluntad no deja de ser una fuerza, y por tanto es limitada. Por eso, el coaching nutricional es una buena opción. Las sesiones son individuales y completamente personalizadas y en ellas encontrarás tus propios métodos para lograrlo.
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